En Argentina y en Córdoba, hubo varios pedidos de enfermos terminales en los últimos años.
La ley argentina establece que cuando un paciente sufre una enfermedad “irreversible, incurable o terminal”, puede negarse a que lo mantengan con vida, aunque “su redacción es ambigua”, afirman los especialistas.
Debate internacional
Vincent Lambert, francés de 43 años, murió el pasado 11 de julio tras haber permanecido una década en estado vegetativo. El hombre había quedado tetrapléjico en un accidente y se convirtió en un símbolo del debate en torno a la muerte digna, que mantenía enfrentada a su propia familia, aunque finalmente se le retiró el soporte vital a pedido de su esposa y contra la voluntad de sus padres.
“Una patología terminal es aquella que progresa y lleva a la muerte, mientras que el estado vegetativo no avanza”, explicó .
“Un estado vegetativo es a veces irreversible, pero no progresivo. El de Lambert es un caso polémico que depende de quién interpreta la ley”, argumentó el médico.
Maglio detalló que la eutanasia, es decir, la muerte “provocada en forma directa a pedido de un paciente por medio de la administración de un tóxico o un veneno en dosis mortal”, sólo está regulada en Bélgica, en Suecia, en Holanda y en Colombia. “En la Argentina actual, eutanasia equivale a homicidio, pero en algún momento tendremos que discutir la interrupción voluntaria de la vida, así como se está discutiendo la interrupción del embarazo”, opinó.
Antecedentes
El caso de Lambert es similar al del neuquino Marcelo Diez, quien estuvo 20 años en estado vegetativo tras un accidente automovilístico y murió en 2015.
El caso llegó a la Corte Suprema de Justicia, que reconoció el derecho del paciente a “decidir sobre su propia muerte digna” y aceptó la declaración de las hermanas, quienes afirmaron que antes del accidente el hombre había manifestado que si en algún momento atravesaba una situación similar “no deseaba que se lo mantuviera con vida artificialmente”.
Consultado sobre las posibilidades de revertir un estado vegetativo, el neurólogo Alejandro Andersson precisó que “al mes hay una chance del 18 por ciento; a los seis meses, del tres por ciento; y de ahí en adelante, las posibilidades son infinitamente menores”.
“Al estado vegetativo lo llamamos “vigilia sin conciencia”, porque se trata de pacientes que tienen un ciclo de sueño y otro de vigilia, abren los ojos, pero no tienen ningún contenido de conciencia explorable”, explicó. “En Argentina, lo único irreversible en un 100 por ciento es la muerte cerebral. El resto de los cuadros probablemente lo sean, pero como médicos estamos obligados a mantener al paciente vivo”, afirmó.