Cuatro días estuvo internada P.W. en una clínica privada de Sierras Chicas con escaso contacto con el exterior. Cuando el miércoles 23 de febrero, sus hijos quisieron verla, se encontraron con esta respuesta: “Las visitas están prohibidas por protocolo Covid”.
La mujer de 64 años estaba internada en sala común, producto de una descompensación de su enfermedad oncológica.
“Nos daban información muy fragmentada una vez por día. No sabíamos cómo estaba de ánimos, qué necesitaba. Fue como estar a ciegas, sin saber lo que estaba sucediendo”, comentó María, su nuera.
El caso pasó a mayores cuando se enteraron de que P.W. necesitaba una operación y los médicos solicitaron autorización familiar. ¿Cómo tomar una decisión sin verla? Después de mover cielo y tierra, la familia logró que uno de sus hijos ingresara. Días después, sacaron a la mujer de la clínica, pagando en forma particular los gastos de traslado y de internación domiciliaria.
“Cuando supimos que su enfermedad progresaba y no había marcha atrás, pudimos hablar. Ella me dijo que se iba sin tener cosas pendientes y contenta por haber podido despedirse. Pero todo esto fue posible porque la internamos en casa y teníamos los medios para hacerlo –reflexiona María–. Debe haber muchos casos similares, por eso la importancia de contar esta historia”.
¿Pueden prohibirse las visitas?
En los últimos meses aumentaron los reclamos de familiares que no pueden visitar a personas que se encuentran internadas en instituciones privadas. La mayoría de los pacientes son adultos mayores, explica Carlos “Pecas” Soriano, especialista en medicina de emergencias y magíster en bioética.
Soriano, quien integra la Comisión de Bioética del Consejo de Médicos de Córdoba, recibió siete denuncias similares en lo que va del mes. “No podemos generalizar pero, con la excusa del Covid-19, muchas clínicas instauran una nueva moralidad en la que les queda mejor prohibir las visitas. Estas prohibiciones suponen un retroceso terrible”, aclaró.
En septiembre de 2020, un grupo de expertos diseñó pautas de acompañamiento de pacientes en situación de últimos días. El protocolo fue aprobado por el Centro de Operaciones de Emergencia (COE). Los lineamientos fueron redactados después del caso de Solange Musse, que falleció sin poder despedirse de su padre.
Actualizadas en marzo de 2021, las pautas establecen una serie de opciones para que los pacientes puedan estar acompañados y sus familiares informados.
Los lineamientos deben ser adaptados por cada institución. Contempla estrategias diversas, incluso para internados en terapia con Sars-Cov2. La compañía de un ser querido redunda en una mejoría y acorta el tiempo de internación. Si la situación no permite el encuentro físico, se podrán encontrar alternativas virtuales, como videollamadas. En ninguno de los casos el vínculo debe estar prohibido.
“El problema es que no existen directivas que obliguen a las instituciones a adoptar criterios. Las pautas son recomendaciones. Entonces las visitas quedan libradas a cada clínica o jefe de guardia. Hay muchos que tienen empatía y buscan las condiciones. Otras que tienen directivas de que nadie puede entrar con el pretexto de disminuir los riesgos de contagio”, explica Fernanda Marchetti, coordinadora del Área de Bioética del Ministerio de Salud provincial.
La pediatra y especialista en cuidados paliativos agregó: “Existe una tendencia a decir: ‘nos ahorremos un problema. Que nadie entre’. Un vicio que quedó de la pandemia. No existe ningún protocolo de la Provincia que prohíba las visitas. Menos ahora que los casos están bajando y hay mayores flexibilizaciones”.
Marchetti indicó que son más comunes los contagios en reuniones sociales que en una institución de salud. “Creo que hay una mezcla de temor, desconocimiento o comodidad en las clínicas que no permiten visitas”.
Qué se puede hacer
La reglamentación del artículo 2 de la ley nacional 26529 establece que los pacientes y sus familias merecen un trato digno y menciona la figura de los acompañantes. Por otra parte, el protocolo aprobado en Córdoba por el COE (existe uno similar a nivel nacional) establece un marco bioético que cada institución debe adaptar.
“Hay que analizar caso por caso. Si la persona que quiere ingresar estuvo expuesta a una situación de riesgo, se supone que no debería ingresar. Pero también podría realizarse un test de PCR y presentar el resultado negativo. En todas las ocasiones se necesitará un buen barbijo. Si el paciente es positivo o está bajo sospecha, el familiar necesita un equipo completo de protección personal. Eso está estandarizado y las instituciones lo saben porque son los mismos recaudos que se toman para los agentes de salud”, explicó Marchetti.
Los especialistas aclaran que también hubo excesos del otro lado: varias personas queriendo entrar al mismo momento. “Debe primar el sentido común –agregó la pediatra–. Los extremos no sirven: ni que todo el mundo ingrese, ni que nadie pueda entrar, sobre todo si el paciente no tiene Covid-19”.
Un caso, todos los casos
P.W. falleció este viernes, en paz, y rodeada de sus seres queridos. Su familia optó por contar lo sucedido, para evitar que este caso se repita. “Más allá de nuestra situación particular, queremos que este tema se discuta. Todos nos vamos a morir en algún momento. Nadie quisiera fallecer solo, incomunicado y con cosas pendientes”, finalizó María.
REFERENCIA :
https://pressreader.com/article/281732682959569