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La pastilla letal para mayores hartos de vivir que nunca existió. Notica de la Vanguadia

Los Países Bajos no legalizarán la polémica píldora

La pastilla letal para mayores hartos de vivir que nunca existió
Concentración a favor de la eutanasia en los Juzgados de la plaza Castilla de Madrid (Dani Duch)
    
  
Eso de “no dejes que la realidad te arruine una buena historia” debió ser lo que pensaron los medios que esta semana publicaron informaciones en las que se afirmaba que el Gobierno de los Países Bajos “había empezado a tramitar la puesta en marcha” de “una pastilla letal”, que “no necesitará prescripción médica, ni justificar un problema de salud” para que los mayores de 70 años, “cansados de la vida”, puedan suicidarse si lo desean. Esta supuesta noticia se mezcló con el debate parlamentario abierto en el país sobre la ampliación de la eutanasia. Incluso se llegaba a poner nombre a esa pastilla: Drion.

No era más que un bulo que corrió como la pólvora y que ha incendiado esta semana a lectores e internautas hispanohablantes.
La fake news ha llegado también a Latinoamérica, y en países como Argentina algunos diarios explicaron “cómo es la pastilla letal que piensan implementar en Holanda para los mayores de 70 cansados de vivir”. En Chile, algunos medios incluso hicieron encuestas para preguntar si les gustaría seguir los pasos del Gobierno neerlandés y legalizar la eutanasia.
Lo único realmente cierto es que el Ejecutivo de los Países Bajos encargó una investigación, que fue publicada la semana, pasada para sondear la opinión de la gente mayor ante una eventual eutanasia en el caso de considerar “completado” su ciclo vital.

El Gobierno hizo un informe para saber cuántos, al ver “completado su ciclo”, querrían la eutanasia

De hecho, la coalición que gobierna actualmente en La Haya –liberales, progresistas y dos partidos más conservadores, los democristianos y Unión Cristiana– logró un acuerdo en el 2017 para formar gobierno precisamente bajo el compromiso de no presentar ningún proyecto de ley que pueda conducir a legalizar el suicidio asistido, aunque sí acordaron encargar la investigación que se publicó la semana pasada. Los investigadores preguntaron a 21.000 holandeses mayores de 55 años si, una vez alcancen una edad determinada, tengan que lidiar con achaques y consideren que ya han completado su ciclo de vida les gustaría tener acceso legal a la eutanasia. Unas 10.000 personas contestaron que sí.

Fueron los resultados de este informe y la postura del partido progresista D66 de ampliar la ley de la eutanasia –vigente desde el 2002– para que incluya el suicidio asistido, lo que dio pie a sacar conclusiones equivocadas.
El informe no explica cómo podría llevarse a cabo ese suicidio asistido pero, según la propuesta del D66, no consistiría en adquirir un fármaco sin receta para poder quitarse la vida en casa.
De la pastilla Drion se viene hablando desde hace 30 años. Huib Drion fue un jurista neerlandés que, en 1991, sugirió la posibilidad de poner a disposición del ciudadano de la tercera edad, de forma gratuita, una píldora para quitarse la vida cuando sean mayores de 75 años. Esta historia fue recordada por el The Irish Times –de la muy católica Irlanda– y esos lodos trajeron estos barros.
Pero como ha confirmado la Asociación Holandesa de Fin de Vida Voluntario, esta píldora no existe, ni hay planes de legalizarla o producirla de forma oficial, aunque sí hubo una cooperativa de últimas voluntades que decidió retar a las autoridades, hace un par de años, y promocionar un polvo letal con una función similar a la pastilla Drion. También es cierto que en la década de los noventa, Els Borst, entonces ministra de Sanidad, respaldó públicamente la idea de llevar a debate la legalización de la Drion, lo que provocó un gran escándalo y la obligó a olvidarse del tema. Desde entonces, ningún miembro del Gobierno ha vuelto a poner esa cuestión sobre la mesa.
 
 
 

Holanda podría aprobar una “pastilla letal” para mayores de 70 años “cansados de vivir”. Noticia de Ambito


Se la llama “píldora Drion”, por un juez que había propuesto que el Estado debería ponerla a disposición para este grupo. Según el ministro de Sanidad, es mejor apuntar los esfuerzos en “devolver el gusto por la vida”.

La propuesta de esta píldora fue hecha hace 40 años por un juez que murió por causas naturales. 

La propuesta de esta píldora fue hecha hace 40 años por un juez que murió por causas naturales. 

Pixabay

El Gobierno holandés podría aprobar este mismo año una pastilla letal para mayores de 70 años que se sientan “cansados de vivir”. De hecho, acaba de publicar un primer estudio con la definición del espectro de población a las que se dirigiría esta pastilla del suicidio, también llamada “píldora Drion”.
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Según informó el diario español ABC.es, la idea de este comprimido había sido propuesta por primera vez hace 40 años por Huib Drion, un juez del Tribunal Supremo holandés, profesor de derecho, ensayista y académico. Sugiró entonces que el Estado debería poner a disposición de los ciudadanos que cumplieron los 70 años una píldora venenosa, para que pudieran decidir en qué momento querían terminar por su vida. Drion falleció plácidamente por causas naturales mientras dormía en su casa de Leiden en 2004, a los 86 años.
Años después, su propuesta forma parte de la política holandesa y en este momento se encuentra sobre la mesa del actual Gobierno que empezó a tramitar su desarrollo.
De hecho, según el primer estudio oficial, existe en ese país una parte de la población de más de 55 años que, aunque gozan de buena salud, “tienen un deseo de morir consistente y activo”. Pero su proporción, un 0,18% de esa franja de edad, no permite deducir que constituya un grupo significativo. En números concretos, este grupo sería de alrededor de 10.000 personas.
Por su parte, el ministro de Sanidad, el democristiano Hugo de Jonge, cree que lo que se debería hacer con esta población es “intentar devolverles el gusto por la vida”.
En el año 2002, Holanda había aprobado la primera ley de eutanasia que fue utilizada en 1880 casos. Cinco años más tarde se ampliaron las condiciones para poder aplicarla y en la actualidad ya ascienden casi a siete mil las personas que cada año son acompañadas a la muerte por el propio sistema de salud, cifra que corresponde a 20 casos diarios

La “buena muerte”, o libertad para morir: el otro debate que adeuda la Argentina. Noticia del diario La Nación

La “buena muerte”, o libertad para morir: el otro debate que adeuda la Argentina

Tras la confirmación del Gobierno sobre el envío de una ley que termine con la penalización del aborto, se reavivan viejos debates y polémicas a tratar en el país Fuente: LA NACION – Crédito: Shuterstock

Luz Carou García

7 de febrero de 2020 • 09:43

A principios de enero, a través de un mensaje divulgado por el Vaticano, el Papa Francisco pidió a los agentes sanitarios de todo el mundo que realicen su tarea “sin ceder” ante la eutanasia y el suicidio asistido, y pidió que en cada tratamiento o rehabilitación que se dirija a una persona enferma, se recuerde siempre que el sustantivo “persona” debe estar antes del adjetivo “enferma”.

En paralelo, Ana Estrada, una psicóloga peruana de 42 años, que padece polimiositis, busca firmas a través de la plataforma Change.org para que las autoridades le permitan, cuando llegue el momento y ella lo decida, la muerte asistida, ilegal en su país.

¿Qué ocurre en la Argentina? ¿Cuál es el marco regulatorio que permite tomar decisiones sobre el final de la vida? ¿Por qué nos cuesta tanto hablar de la muerte? ¿De qué hablamos cuando hablamos de eutanasia, de suicidio asistido, y de muerte digna? Son algunas de las preguntas que LA NACION le hizo a un familiar, a un abogado, a dos expertos en bioética, a un sacerdote y a un académico para conocer el abanico de posturas y la posibilidad de que pueda darse el necesario debate.

La “negación maníaca de la muerte”
“Lo que vemos en Argentina y en algunas partes del mundo es un ocultamiento permanente. Siempre digo que es una especie de negación maníaca de la muerte”, precisa el abogado Ignacio Maglio, jefe del Departamento de Riesgo Médico Legal del Hospital de Enfermedades Infecciosas Francisco Javier Muñiz y coordinador del Área de Promoción de Derechos de la Fundación Huésped, entre otros.

Marco regulatorio vigente
En el país existen dos marcos regulatorios que habilitan la toma de decisiones al final de la vida: la Ley de Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud, aprobada en 2009 y modificada en 2012 (también llamada ” ley de muerte digna”), que permite a toda persona decidir sobre el tratamiento que desea o no recibir, y las disposiciones del Código Civil vigente desde 2015 en sus artículos 59 y 60, en los que se hace referencia al consentimiento informado para actos médicos e investigaciones en salud, y a las directivas médicas anticipadas, respectivamente.

Hay un impedimento sobre la posibilidad de hablar de la muerte Ignacio Maglio

La ley sancionada en 2012 por el Congreso de la Nación permite a pacientes y familiares limitar los esfuerzos terapéuticos en los casos de “una enfermedad irreversible, incurable o se encuentre en estadio terminal”, pero la norma no contempla la eutanasia ni el suicidio asistido.

La sanción de la norma ocurrió en consonancia con el caso de Camila Sánchez, que movilizó al campo jurídico, político y a la opinión pública en aquel entonces. Su mamá, Selva Herbón, pedía que se avanzara con una ley que autorizara el retiro del soporte vital y permitiera el devenir de la muerte de su hija, quien permanecía en estado vegetativo desde su nacimiento, en el Centro Gallego de Buenos Aires.

En Argentina existen dos marcos regulatorios que habilitan la toma de decisiones al final de la vida: la Ley de Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud y los artículos 59 y 60 del Código Civil vigente desde 2015 Fuente: LA NACION – Crédito: Shuterstock

Directivas médicas anticipadasLa Ley 26.742 también precisa que toda persona “capaz, mayor de edad, puede disponer directivas anticipadas sobre su salud, pudiendo consentir o rechazar determinados tratamientos médicos, preventivos o paliativos, y decisiones relativas a su salud”, y que las directivas deberán ser aceptadas por el médico a cargo, salvo las que impliquen desarrollar prácticas eutanásicas, las que se tendrán como inexistentes”.

En ese sentido, el capellán de los hospitales Álvarez y Británico, Andrés Tello Cornejo, afirma que la directiva anticipada “es lo mejor porque uno se adelanta a no tomar decisiones sobre el cuerpo del paciente que pueden ser desproporcionadas”. Para el sacerdote, cada paciente decide el modo en el que quiere que no se prolongue más la vida. Las directivas anticipadas son medidas para que los médicos no hagan, no para que dejen de hacer”.

“Quienes defendemos la muerte médicamente asistida, que podría ser la eutanasia o el suicidio asistido, creemos que debería legalizarse, también, la acción del médico, de poder producir la muerte del paciente cuando existan una cantidad de condiciones, entre las cuales está el consentimiento del mismo”, subraya Eduardo Rivera López, licenciado en Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Mainz (Alemania), y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.

¿Estamos preparados o no para el debate sobre la eutanasia?

Eutanasia, la “buena muerte”

La eutanasia implica “provocar la muerte a requerimiento de un paciente, portador de una enfermedad mortal, a través de la administración de un medicamento en dosis letal”. En griego, significa “buena muerte”.

Sin embargo, Beatriz Firmenich, Magíster de la Universidad de Buenos Aires en Ética Aplicada a la Salud, Eticista del Comité de Ética de la Investigacion en Salud (CEI) y coordinadora del Comité de Bioética del Incucai, añade que la palabra “tiene muy mala prensa, puesto que los campos de concentración del nazismo llamaron eutanasias a los homicidios cometidos, y quedó ligada así a una muerte terrible”.

Así, el licenciado en Filosofía Rivera López considera que la eutanasia “es parte de lo que tiene que hacer la medicina”. Para él, “no es que uno tiene que estar preparado para dar muerte a una persona”, sino que cree que es “parte de lo que la medicina tiene que hacer”. “Se trata de ejercer la autonomía de las personas y ayudar a que la ejerzan”, completa.
Una visión novedosa

Al poner sobre la mesa el debate de la eutania y sus implicancias, el abogado Maglio menciona, con énfasis, su postura concordante con la planteada en la tesis posdoctoral de la Dra. María Susana Ciruzzi, miembro del Comité de Ética del Hospital de Pediatría Dr. J.P. Garrahan. La tesis se titula La “Criminalización” de la Medicina al Final de la Vida. Una perspectiva crítica. Una propuesta superadora. “Adhiero a la tesis de Ciruzzi cuando plantea que la eutanasia en la Argentina no es un delito. Este es el punto central. Entonces, si la eutanasia o la asistencia al suicidio en Argentina no es un delito, no se precisa una ley para legalizarla “, subraya el abogado.

“Para que no sea un delito, se necesitan algunas circunstancias: que la persona sea autónoma, adulta, que exista un testamento vital o un directiva anticipada en donde exprese ese deseo, que el acto sea llevado a cabo por un médico matriculado, que haya un período de reflexión para ver si se arrepiente o no. En todo caso, que pueda participar un comité de bioética, cuando haya dudas. La idea es, entonces, que la Argentina no necesita un ley para legalizar la eutanasia porque la eutanasia -con esta interpretación que hacemos con Susana- no es un delito”, concluye.
Limitación del esfuerzo terapéutico

Otro de los conceptos que entra en un juego cuando se abre una discusión de esta naturaleza se vincula con la limitación del esfuerzo terapéutico o LET que, en otras palabras, refiere a “dejar de ejercer acciones de prolongamiento vital de manera tal que ya no pueden curar, pero sí generan una supervivencia en condiciones muy indignas para el paciente”.

“Si no se responde a ciertos tratamientos, si son fútiles, entonces, ¿para qué seguir?”, se pregunta y, enseguida, agrega: “Cuando no se puede curar, siempre queda el cuidar”. La eticista considera que “nunca” una LET “puede ser tomada arbitrariamente por el equipo de salud, sino que siempre debe ser consensuada con el paciente, en primera instancia; o con el paciente y su familia, en segunda instancia; o con la familia, cuando el paciente no pueda hacerlo”.
Suicidio asistido

También aparece con frecuencia la idea de hablar de un suicidio asistido en estos casos, es decir, de una muerte que la persona, por sí misma, no puede llevar a cabo por incapacidad física, porque no está en condiciones de tener al alcance los elementos necesarios”, explica Firmenich, quien agrega que no figura en términos legales y que, en su caso, “tampoco estaría de acuerdo con que existiese”.

La diferencia respecto de la eutanasia radica en el ejecutor, contrapone Maglio. “Alguien ayuda”, explica, quien recuerda las palabras de Ramón Sampedro Cameán, un caso que inspiró a la realización de la película Mar Adentro: “La vida no es una obligación, es un derecho”. Entonces, se pregunta, “¿cuál sería el límite? Para explicarlo en criollo: no jorobar al resto, no perjudicar a terceros”.

Cuando no se puede curar, siempre queda el cuidar, que va de la mano de los tratamientos paliativos Beatriz Firmenich

Muerte digna
En este contexto y frente a la eutanasia y al suicidio asistido, ¿cuál es el alcance que tiene el término “muerte digna”?

“Es la muerte producida por la abstención o el retiro de soportes vitales cuando la prolongación de la agonía se hace en forma penosa, gravosa e indigna. El derecho argentino la materializa a través de un instrumento muy simple que son las directivas anticipadas, previstas en la Ley 26.742 y en el Código Civil”, explica el abogado Maglio.

Para Firmenich, se trata del “proceso de morir respetando la dignidad del paciente; es decir, no instrumentalizando su vida a costas de su sufrimiento”. Cuando el proceso de la enfermedad ya es irreversible, precisa, llega “el momento de plantearse: «¿Hasta cuándo?» cuando el paciente está diciendo «basta»”.

La diferencia respecto de la eutanasia radica en el ejecutor, precisa Maglio, es decir, “alguien ayuda” a alguien a morir

La postura de la Iglesia
“Provocar la muerte me parece moralmente inaceptable”, subraya Tello Cornejo, y deja en claro la postura de la Iglesia Católica, en línea con el pedido del Papa Francisco en enero pasado.
La declaración sobre la eutanasia es un documento de 1980 de la Iglesia, de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En éste, la lglesia reconoce el derecho a morir con “serenidad, dignidad humana y cristiana”. Sería, de hecho, una autorización a los médicos para retirar instrumentos de prolongación de la vida, aunque condena la eutanasia.

El provocar la muerte me parece moralmente inaceptable Andrés Tello Cornejo
“Después está la Pontificia Academia para la Vida, que se pronunció en 2004 sobre el tema del final de la vida. Ocurre que no todos la conocen. A veces se piensa que renunciar a tratamientos es sinónimo de eutanasia. No, se trata, simplemente, de permitir morir. Eutanásico es provocar la muerte de manera activa”, sostiene Tello Cornejo, quien cada semana escucha a pacientes afirmar «no doy más». A su vez, le preguntan si está mal que le pidan a Dios morir. “A esos pacientes les digo: «Tenés que pedirle a Dios vivir todo lo que Dios quiera y aceptar la muerte cuando llegue»”.

Consultado sobre si para la Iglesia es más importante la voluntad de Dios que la de la persona que desea morir para poner fin al sufrimiento provocado por la enfermedad, Tello Cornejo responde: “No, porque el enfermo puede pedirle a Dios «si es tu voluntad, por favor, llevame al cielo». Uno puede pedirle a Dios la buena muerte. Otra cosa es pedirle al médico que provoque la muerte. La conducta eutanásica, para nosotros, es moralmente inaceptable”.

El licenciado en Filosofía Rivera López polemiza en este punto: “He escuchado a médicos que trabajan en terapia intensiva hablar de «eutanasia indirecta»: se dan calmantes muy fuertes que son necesarios para mitigar el dolor, pero que, como efecto colateral, también producen la muerte. Incluso la Iglesia Católica ha defendido explícitamente esto, pero es ilegal en la Argentina, es un homicidio. En un trabajo cito pasajes de documentos de la Iglesia en los que avala la eutanasia indirecta; es decir: no la llama eutanasia indirecta, por supuesto, pero avala el dar narcóticos que también causan la muerte del paciente, además de quitar el dolor. Y eso está muy cerca de la eutanasia directa”, sostiene.


Un caso emblemático: la huella de Camila

Camila Sánchez murió el 7 de junio de 2012. Su mamá, Selva Herbón tiene hoy 45 años y trabaja como docente en equipos de orientación escolar. Camila, que había nacido el 27 de abril de 2009, tenía tres años, un mes y once días cuando fue desconectada de forma progresiva del respirador artificial que la sostenía biológicamente con vida.

En el momento en que se tomó la decisión, “fue porque su estado era irreversible, vegetativo permanente, no era un coma”, detalla Selva en diálogo con LA NACION. ” Camila vino a dejar huella y, por algo, sucedieron las cosas como sucedieron. Nos dio una lección enorme, sobre todo, de amor, porque no podemos permitir que la tecnología sobrepase a la vida, que tiene un inicio y un fin”, indica.

Pese a ésta, acaso una de las experiencias más difíciles que le tocó atravesar a Selva y a su familia, la mamá de Camila cree que la sociedad, “no está preparada para permitir la eutanasia”.
Una deuda con Alfonso

El domingo 3 de marzo de 2019 al mediodía, a sus 36 años, moría en Córdoba Alfonso Oliva. Padecía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y se había convertido en un símbolo de lucha para sancionar una ley de eutanasia. En una carta a Carlos “Pecas” Soriano, un médico cordobés experto en bioética, Alfonso, que sabía que no llegaría por los tiempos de su enfermedad y de la Justicia, “quería que otras personas en su misma situación pudieran tener la posibilidad de un suicidio asistido o de la eutanasia, y pedía que redactara un proyecto de ley. Eso fue lo que le prometí”, cuenta Soriano a LA NACION.

Acompañado por una legisladora de Córdoba, Liliana Montero, y dos diputadas nacionales por la misma provincia, Brenda Austin y Gabriela Estévez, el médico fue a visitarlo. “Salimos llorando. Ante la pregunta de una periodista que lo entrevistaba sobre las cosas que más extrañaba hacer, dijo: «Comer, hacer el amor y jugar al fútbol». Cuando dijo la palabra «comer», se me estrujó el alma, porque todo esto que hacemos habitualmente y no le damos importancia, él no podía hacerlo”, recuerda.

Con su ayuda, se avanzó en la redacción del proyecto de ley de eutanasia, que ya tiene un borrador acabado y el articulado completo. Se trabaja actualmente en los fundamentos. Es un proyecto que, para llegar al momento de la presentación, tendrá que pasar por una serie de consultas para que haya consenso técnico, político y social, pero no tiene fecha de aún.

“Estoy a favor del debate porque las leyes deben ser inclusivas, deben incluir derechos, no excluirlos. ¿Quién indica cuándo estamos preparados o no para el debate?”, concluye Soriano.

Qué es y cómo funciona el Comité de Bioética del Nuevo Hospital. Noticia diario Puntal de Río IV

El órgano consultivo aborda problemas clínicos y sociales. Interviene cuando hay valores que entran en colisión y se genera una consulta. Tras lo cual, emite una recomendación fundamentada que tiene carácter no vinculante

El Comité de Bioética es una de las alternativas que el Estado provincial pone a disposición de los ciudadanos ante situaciones en las que entran en conflicto valores e intereses respecto a problemas sociales o clínicos. En Río Cuarto, el órgano consultivo está integrado por Jorge Berlaffa, Cecilia Taravella, Rita Gil y Rolando Guadagna.

En diálogo con Puntal, sus miembros explicaron los alcances y los tipos de temas que se analizan en el seno de la estructura que funciona en el edificio del Nuevo Hospital San Antonio de Padua.

-¿Qué es el Comité de Bioética?
Taravella: El Comité de Bioética es un órgano que sirve para asesorar a la población sobre temáticas concretas que hacen a problemas sociales y clínicos, en los que entran en juego distintos valores o derechos. Nuestro comité forma parte de la Red de Comités Hospitalarios de la Provincia de Córdoba y está integrado por personas de distintas disciplinas, tanto de la comunidad como del Hospital. Es decir, hay gente que es del área de salud y gente que no.

-¿Qué es la bioética?
Berlaffa: Es una herramienta de reflexión para la clínica y los problemas sociales. No es una ciencia. Es una mirada, una perspectiva desde la cual se analizan las prácticas. Es un conjunto de conocimientos que sirven para reflexionar sobre prácticas profesionales vinculadas con la vida y sobre temas sociales que interesan en general a la vida, tanto en sus aspectos naturales y ambientales como en los temas de interés social. Por ejemplo: la decisión a tomar con una persona que está en estado de vida vegetativa de manera prolongada como también los efectos sobre la salud en el uso de agrotóxicos u otros contaminantes ambientales. Con el primer ejemplo mostramos que la bioética tiene una aplicación o vertiente llamada clínica, porque su reflexión refiere a un aspecto de la salud y la vida de un individuo; en el segundo ejemplo mostramos como la bioética también puede expedirse en temas de interés social, vinculados a la calidad de una sociedad o grupo poblacional.

-¿Se emiten juicios de valor?
-Taravella: El Comité de Bioética no emite juicios respecto a lo bueno o lo malo en sí. Se hace referencia a situaciones concretas. En cada situación hay cosas que favorecen y cosas que perjudican. Por lo tanto, cada una de las opciones que hay para tomar va a implicar algún tipo de daño y algún tipo de beneficio. Ante esa situación, hay un método para debatir. Se elige un curso de acción en base a las distintas opciones y se dan los fundamentos sobre dicha elección. No hay verdad ni falsedad en las recomendaciones, es decir, hay distintas opciones frente a un mismo valor ético.

Gil: Cuando hay valores que entran en colisión, se eleva una consulta y el comité emite una recomendación. La misma tiene que tener una fundamentación lo más universal y válida posible, sin llegar a ser científica. Los miembros del comité podemos no estar de acuerdo entre nosotros. De todas formas, cada uno tiene que fundamentar por qué sugiere o recomienda determinado curso de acción.

-¿Dónde y cómo se aplica la bioética?
Berlaffa: Comienza aplicando principalmente en la investigación. Fue (y es) una herramienta muy útil para regular las investigaciones principalmente en seres humanos. También aplica, como decíamos, en las prácticas profesionales en salud; es necesario aclarar que la bioética no determina acciones profesionales ni juzga sobre criterios técnicos. Es decir, una recomendación bioética no les dice a los profesionales cómo tienen que hacer con un caso, sino que ayuda a pensar qué es lo mejor para el paciente dentro de las posibilidades que tiene la ciencia o que están disponibles para ese caso. La bioética tampoco hace juicios de valor y menos aún morales, y si bien tiene un aspecto normativo, no juzga la conducta de los profesionales de la salud, para eso están los colegios profesionales, que tienen una función deontológica y un poder de policía para aplicar sanciones. Y, por último, decíamos, también tiene injerencia en asuntos socioambientales, porque, como la palabra lo dice, la bioética es una ética para la vida, por ello también se expide en temas que son de interés social cuando esos temas comprometen o entran en conflicto intereses, valores, principios y derechos esenciales para la vida o que son relevantes en una sociedad, por ejemplo: la interrupción voluntaria del embarazo, la eutanasia, la subrogación de vientres, etcétera. En el primer caso, de bioética clínica, se hacen recomendaciones; para el segundo caso, informes. La bioética no emite opiniones porque no se trata de un parecer desde el sentido común, sino que está fundado en referencias teóricas y cada caso o situación se analiza en un marco metodológico preestablecido.

-¿Qué pasa cuando no hay acuerdo para dar una recomendación común?
Taravella: Se hace una recomendación y se explica. Todas las posturas son fundamentadas. El comité interviene cuando hay situaciones sobre las que es difícil tomar una decisión individualmente porque se puede afectar la vida o el futuro de una persona.

Berlaffa: El comité no se expide técnicamente. El comité emite recomendaciones, pero no hay juicio de valores.

-¿Los miembros del comité son siempre los mismos?
Taravella: Hay una reglamentación que marca cómo debe integrarse, cómo deben darse las reuniones, quiénes deben integrarlo, cómo se constituye la coordinación, etcétera. El comité está avalado por la dirección del Hospital.

Berlaffa: El Hospital tiene cuatro comités. Aunque no forman parte de la estructura orgánica del Hospital, son órganos adyacentes a la dirección. Tienen la función de informar, asesorar y ser un órgano consultivo de la dirección. Es decir, trabajan de manera articulada con la dirección.

Berlaffa: El Comité de Bioética es el único que admite y que requiere, sí o sí, miembros de la comunidad como integrantes, a diferencia de los otros comités.

-¿Cómo se recurre al comité?
Gil: No debe ser necesariamente gente internada; cualquier problema ético relacionado con la vida puede ser abordado por el Comité, que tras su análisis elevará una recomendación.

Berlaffa: Pueden consultar instituciones o personas particulares que consideren que en una situación se presentan dilemas éticos en relación con alguna práctica profesional o con alguna situación que comprometa o vulnere valores, principios, derechos e intereses esenciales de la vida.

-¿Qué tipo de situaciones se han analizado?
Taravella: Las cuestiones más frecuentes están dadas en relación al principio y al final de la vida, la adecuación de los esfuerzos terapéuticos. Cuando una persona está al final de la vida, por ejemplo, a veces hacer de más o hacer de menos deja un margen muy estrecho y no se sabe cuándo se está haciendo más daño que beneficio. También se han planteado cuestiones vinculadas a la asignación de recursos. Un ejemplo, que no es del Hospital de Río Cuarto, se dio en una comunidad muy aislada donde dos niños necesitaban al mismo tiempo la única incubadora que había en el lugar y hubo que decidir a cuál de los dos niños se la daban. Ese tipo de cosas son las que, a veces, pueden ser consultadas en el comité. Después, también se puede intervenir sobre distintas cuestiones sociales, como la toma de decisiones con respecto a menores.

Berlaffa: Mayormente, hemos tenido consultas procedentes de problemáticas que se dieron dentro del Hospital. Es decir, problemáticas que requieren la dilucidación de un problema ético. Hemos tenido una única consulta procedente de la comunidad. Las recomendaciones, que no son informes técnicos ni opiniones, son de carácter no vinculante. Una vez que la persona o la institución recibe nuestra recomendación, puede seguirla o no, de acuerdo a la voluntad de cada uno. Por supuesto que la recomendación tiene su peso porque está totalmente fundamentada. Por otro lado, el Comité de Bioética realiza informes ante situaciones o problemáticas sociales de trascendencia. Por ejemplo, el Comité se ha expedido respecto a la interrupción voluntaria del embarazo, la subrogación de vientres, la objeción de conciencia, y está trabajando sobre la ley de ablación y trasplantes de órganos (Ley Justina). O sobre temas ambientales, por citar otro ejemplo.

-¿Se hacen públicos los informes?
Berlaffa: Los informes suelen subirse a un blog de Bioética de la Provincia. Lo importante es que la gente sepa que existe un Comité de Bioética y que se puede acercar para realizar consultas.

-¿Cómo se hace para separarse de las creencias personales de cada uno al momento de fijar una sugerencia?

Guadagna: Lo que ayuda a resolver es la metodología de trabajo que permite la reflexión desde distintos puntos de vista. El intercambio de opiniones se da basado en principios éticos.

Gil: Para emitir una recomendación éticamente fundada debemos pasar nuestras propias creencias por el tamiz de una reflexión transdisciplinar.

Taravella: Por otro lado, el comité nunca va a recomendar algo que se contradiga con la legislación vigente.

-¿Han recibido consultas con respecto al aborto?

Taravella: Hemos tenido consultas de manera informal.


En debate: Feminismo y técnicas reproductivas. Noticia de La Voz del Interior

El libro En el vientre de otra, de la socióloga Laura Corradi, se suma a las discusiones desde la perspectiva de género sobre los avances en la medicina reproductiva.

Hace unos días, se conoció la noticia de que se está desarrollando en Córdoba una técnica para futuros trasplantes de útero. De tener éxito, sería una posibilidad para que mujeres que no pueden tener hijos (porque nacieron sin útero o tuvieron que quitárselo a causa de enfermedades o por complicaciones posparto) puedan gestar.

La técnica ya se ha realizado en otros lugares del mundo, la mayoría de las veces con úteros de donantes vivas y, en muy pocos casos, con órganos de donantes fallecidas.

Además, en 2020 se podría realizar en Rosario el primer trasplante de útero de Argentina. Si bien la Ley de Fertilización Asistida en Argentina no prohíbe el trasplante de útero, tampoco lo especifica. La aprobación dependerá, según precisó a los medios el médico que llevaría a cabo el transplante, el sueco Mats Brännström, del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).

Las discusiones en torno a las técnicas reproductivas suelen ser temas de arduos debates no sólo desde el campo de la medicina, sino también desde la bioética.

¿Pero qué aportes y miradas pueden sumar los feminismos a estos temas, que involucran, entre otros, a la donación de espermatozoides y óvulos, el congelamiento de embriones o la subrogación de vientre?

Abrir la discusión

Sobre este tema discurre el libro En el vientre de otra (editorial Gorla), un ensayo de la investigadora y socióloga italiana Laura Corradi que problematiza la cuestión y sostiene que la discusión sobre la reproducción no debe ser monopolio de científicos y especialistas, sino que debe abrirse al campo de las ciencias sociales y la sociedad.

Corradi comienza repasando cómo en ciertos países de Europa se dieron las reflexiones primeras en torno a las tecnologías reproductivas. Y evoca que hubo una mayoría feminista que tuvo una posición favorable a ellas por tres cuestiones: para combatir la intromisión de la Iglesia Católica (que se oponía por cuestiones morales y religiosas), para sostener una interpretación de la idea de libertad entre mujeres occidentales (cuestionada por feministas de color que critican los privilegios de las mujeres blancas occidentales) y, sobre todo, menciona un último punto: el entusiasmo a veces acrítico que generan las noticias médicas.

Miradas diversas

La autora también repasa diferentes posturas dentro de corrientes feministas en torno a estos temas y aborda cuáles son los argumentos de un grupo que denomina “pro-tecnología”, y los del grupo que la rechaza, muchas veces alineado con un feminismo radical.

De un lado, las teóricas “pro-tecnología” sostienen que se podría así habilitar una sociedad más democrática e inclusiva porque las nuevas tecnologías reproductivas permiten, además de los concretos avances médicos, ampliar la idea de reproducción por fuera de la pareja heterosexual y del tradicional concepto de matrimonio.

Así, por ejemplo, la subrogación de vientre permitiría también pensar en otros modelos de familia, en otras prácticas de cuidado y de crianza. Sin embargo, varias de las teóricas de este grupo admiten que existe un problema de clase, dado el alto costo que suelen tener estas tecnologías.

De la vereda de enfrente estarían aquellas feministas radicales que se oponen a las tecnologías de reproducción o “ingeniería genética” porque la perciben como una demanda de fertilidad de mujeres con privilegios de clase, que muchas veces se logra a costa de ciertas formas de violencia perpetradas en otras mujeres.

También son críticas con las prácticas médicas que consideran “invasivas” para los cuerpos de las mujeres y, entre otras cosas, a lo que evalúan como la concepción mercantilista del cuerpo de la mujer. También señalan la manera en la que las empresas privadas que trabajan en estos temas “mercantilizan” las técnicas: congelamiento de óvulos, bancos de esperma, clínicas, abogados.

Por supuesto que no todas las técnicas se prestan a la misma vara de análisis, y cada país y región tienen sus propios momentos de discusión, sus propias leyes, y sus particulares tradiciones humanas y culturales.

Pero lo que plantea Corradi en su libro (que no se para en un lugar prohibicionista) es que la discusión en torno a la aplicación de estos métodos no puede limitarse a una discusión de ciencia y de salud, sino que debe involucrar a otros campos de las ciencias sociales y de la sociedad.

Y, también, a otros actores involucrados. En este tema, la autora señala, incluso, que gran parte de la discusión feminista se limita a las mujeres que recurren a estas técnicas y olvidan a largo plazo los efectos en niñas y niños, mujeres donantes y subrogantes.

JULIANA RODRÍGUEZ
Domingo 08 de septiembre de 2019 – 00:01 | Actualizado: 08/09/2019 – 00:18

Noticia de La Voz del Interior. Comienza la semana provincial de la bioética

Del lunes 12 al domingo 18 de agosto habrá conferencias, mesas redondas, propuestas culturales y recreativas a cargo de especialistas.

El Ministerio de Salud de la Provincia informó que comienza la Semana Provincial de la Bioética. Con el lema “Bioética en la salud de la comunidad”, este año la iniciativa busca sensibilizar a la sociedad sobre distintos aspectos vinculados a esta temática.

Los encuentros se desarrollarán del lunes 12 al domingo 18 de agosto, en hospitales e instituciones de la Capital y del interior provincial.

La iniciativa incluirá conferencias y mesas redondas en las que se abordarán temas como resguardo de la intimidad de niños, niñas y adolescentes; paliativismo juvenil, vulnerabilidad, bioética y derechos humanos; derechos y responsabilidades de las personas en instituciones de salud; adecuación del esfuerzo terapéutico; directivas de voluntades anticipadas; maternidad y consumo; humanismo y medicina; toma de decisiones en niños y niñas; trato digno; consentimiento informado y bioética clínica y social.

Además, habrá una muestra fotográfica, intervenciones artísticas y una caminata.

Las charlas estarán a cargo de reconocidos disertantes locales. Se destaca también la presencia de los especialistas Miguel Kottow (Chile) e Ignacio Maglio (Buenos Aires), quienes participarán de la Jornada de Cierre del viernes 16, en el Centro Cultural Córdoba.

Para descargar el cronograma completo, hacé clic acá. Se requiere inscripción previa en este link.


EE.UU. aprobó el medicamento más caro de la historia: cuesta 2,1 millones de dólares. Noticia de La Voz del Interior

Se llama Zolgensma y es elaborada por Novartis. Es una terapia genética contra un problema de salud hereditario llamado atrofia muscular espinal que afecta a unos 400 bebés en Estados Unidos cada año.

Las autoridades de salud estadounidenses aprobaron el viernes la medicina más cara de la historia: 2,12 millones de dólares por una terapia contra un trastorno que atrofia la capacidad motriz de los bebés y que suele causar la muerte en dos años.

La medicina, Zolgensma, es elaborada por la farmacéutica suiza Novartis. Es una terapia genética contra un problema de salud hereditario llamado atrofia muscular espinal que afecta a unos 400 bebés en Estados Unidos cada año. El fármaco se enfoca en un gen defectuoso que debilita los músculos de un niño a tal grado que no se puede mover, y con el tiempo deja de tragar y respirar.

La Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó el tratamiento para todos los menores de 2 años a quienes se confirme con una prueba genética que tienen alguno de los tres tipos de esta enfermedad. La terapia se aplica con una única infusión de una hora.

Novartis indicó que permitirá que las aseguradoras hagan pagos a lo largo de cinco años, de 425.000 dólares anuales, y ofrecerá reembolsos parciales si el tratamiento no surte efecto. El costo para los pacientes variará de acuerdo con su seguro de gastos médicos.

La única otra medicina para la enfermedad que ha sido aprobada en Estados Unidos se llama Spinraza. En lugar de un tratamiento único, debe aplicarse cada cuatro meses. Su fabricante Biogen cobra 750.000 dólares por el primer año y 350.000 anuales después de eso.

El Instituto para la Revisión Clínica y Económica (ICER, por sus siglas en inglés), un grupo independiente sin fines de lucro que evalúa el valor de las medicinas nuevas y caras, calculó que el precio de la nueva terapia genética se justifica a un costo de entre 1,2 y 2,1 millones de dólares porque “transforma drásticamente las vidas de las familias afectadas por esta devastadora enfermedad”.

El doctor Steven D. Pearson, presidente del ICER, dijo que el precio del tratamiento es “un desenlace positivo para los pacientes y para todo el sistema de salud”.

El gen defectuoso que provoca la atrofia muscular espinal le impide al cuerpo elaborar una cantidad suficiente de una proteína que permite el funcionamiento normal de los nervios que controlan el movimiento. Sin esa proteína los nervios se mueren.

Zolgensma suministra una copia saludable del gen defectuoso, lo cual permite que las células nerviosas comiencen a producir la proteína requerida. Eso detiene su deterioro y favorece un desarrollo más normal en el bebé.

En los ensayos clínicos, los bebés con la forma más severa de la enfermedad a los que se aplicó la terapia con Zolgensma a los seis meses de edad tuvieron pocos problemas musculares. Los que la recibieron antes obtuvieron mejoras más notorias.

En el tipo más común de la enfermedad, que es también el más grave, al menos 90% de los pacientes mueren al llegar a los 2 años, y los que siguen vivos requieren un ventilador para respirar. Los niños afectados por los tipos menos severos quedan incapacitados más lentamente y pueden vivir un par de décadas.

Parto Respetado: el viernes se realizarán actividades en la Plaza San Martín

Parto Respetado: el viernes 24 de Mayo, se realizarán actividades en la Plaza San Martín

La jornada será de 9 a 13 horas y tendrá el objetivo de visibilizar el modo en que deberían atenderse los partos en nuestro país.

En conmemoración de la Semana Mundial del Parto Respetado, este viernes 24 de mayo la Municipalidad de Córdoba realizará una serie de actividades en la Plaza San Martín de 9 a 13 horas.

El objetivo de la jornada dirigida a las familias será visibilizar el modo en que deberían atenderse los partos y empoderar a las personas sobre los derechos vinculados al nacimiento.

El término “parto respetado” o “parto humanizado” hace referencia el respeto a los derechos de las madres, los niños y niñas y sus familias en el momento del nacimiento, explicaron desde la organización del evento.

La lucha por el parto respetado promueve el respeto a las particularidades de cada familia (etnia, religión, nacionalidad) , acompañándola a través de la toma de decisiones seguras e informadas. Esto implica generar un espacio familiar donde la mamá y el recién nacido sean los protagonistas, y donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible.Redacción La NUEVA Mañana

Fuente de la información La nueva Mañana

Nació en Grecia un bebé con material genético de tres progenitores Noticia de Pagina 12

Madre hay una sola… pero sólo a veces
Una mujer con problemas de infertilidad por deficiencias en su ADN mitocondrial fue madre gracias a una nueva técnica de fertilización asistida.

El equipo médico difundió imágenes del nacimiento del bebé griego con tres padres.

La madre del bebé concebido con el ADN de tres progenitores diferentes, nacido el martes en Grecia, festejó un “importante adelanto científico” que le ofrece “la más bella oportunidad de mi vida” luego de “cuatro intentos” infructuosos de una fecundación in vitro.
“Este tipo de procedimientos son excepcionales para curar enfermedades mitocondriales”, aseguró el doctor Fernando Neuspiller, director de IVI Buenos Aires, a este diario.

La griega de 32 años Matina Karavokyri, que dio a luz un bebé de 2,960 kg en una clínica de un suburbio de Atenas, explicó que, según este método de concepción asistida, “todo mi material genético” fue introducido en el óvulo de una donante, vaciado de su propio material genético. “Es como si hubiesen puesto mi óvulo en un cochecito para que pueda viajar hasta el útero”, dijo en una entrevista con la agencia de prensa griega ANA.

“Lo que se hace es sacarle el núcleo al óvulo de la donante y ponerle el de un óvulo de la mujer que quiere procrear. Ese óvulo así armado es fertilizado con un espermatozoide del padre y el embrión obtenido se implanta en el útero”, explicó Neuspiller. “Imaginemos que un óvulo es como una pelota de fútbol y dentro de ella hay 10 o 20 cilindros amarillos como los que hay en los huevos Kinder. Esos cilindros son las mitocondrias. En el núcleo del óvulo está el 99,999 por ciento del ADN y en las mitocondrias apenas el 0,0027. Pero algunas personas tienen en esa ínfima porción de ADN problemas que se transmiten a los descendientes. Al poner el núcleo en un citoplasma sin esas alteraciones, se obtiene un óvulo sano.”

El equipo médico transfirió el material genético que contiene los cromosomas de la madre al óvulo de una donante, “vaciado” a su vez de su material genético original. Una vez conseguida esa transferencia al óvulo “portador”, éste fue fecundado in vitro con el esperma del padre y el embrión implantado en el útero de la madre, “No tiene nada de una tercera persona, es nuestro hijo al ciento por ciento”, estimó la mujer.

“Sí, el ADN del núcleo es ciento por ciento de la pareja. Si no tomamos en cuenta el ADN mitocondrial, la señora tiene razón. Lo excelente de esto es que en algunas mujeres con óvulos deficientes puede mejorar el resultado reproductivo. No en todos los casos, está especialmente indicada para menores de 35 años, ya que a partir de esa edad empeora la calidad de los óvulos. Entonces no tiene sentido implantar un núcleo que no sea de excelente calidad. En mujeres mayores son mejores otras técnicas”, aclaró el especialista en fertilización.

Esta técnica, conocida como transferencia de huso materno (MST, Maternal Spindle Transfer, en inglés) ya permitió, en abril de 2016, que una mexicana que sufría del síndrome de Leigh, un problema metabólico hereditario raro, pudiera ser madre de nuevo de un hijo sin esa tara genética. Como la clínica mexicana no se siguió los protocolos necesarios, el bebé griego es el que se considera el primer caso.

Sobre qué opinaba la comunidad científica respecto de esta técnica, Neuspiller contó: “La semana pasada, en la octava edición del Congreso IVI, fueron premiados Gloria Calderón y Nuno Costa Borges por este logro. Este bebé griego forma parte de un estudio prospectivo de más de 25 casos, para ver a largo plazo cómo funciona esta técnica. Ya hay más de nueve embriones obtenidos a partir de óvulos modificados. Algunos ya están implantados, con embarazos en curso”.

“Hoy en día, por primera vez en el mundo, el derecho inalienable de una mujer a convertirse en madre con su propio material genético se convirtió en una realidad”, se congratuló el jueves el doctor Psathas, presidente del centro griego Institute of Live (IVF).

El doctor Costa Borges saludó “este resultado excepcional que permitirá a innumerables mujeres realizar su sueño de convertirse en madres con su propio material genético”, según su comunicado.

Eutanasia, la discusión que nadie se anima a dar. Noticia de La Voz del Interior

Luchador. Alfonso Oliva murió a los 36, cuatro años después de que le diagnosticaron ELA. Pasó el último tramo de su vida tratando de incentivar el debate sobre la eutanasia. (Gentileza Canal 12)

El caso del cordobés Alfonso Oliva, recientemente fallecido, instaló en Argentina un debate que aún no se da en voz alta.

Alfonso Oliva era cordobés, tenía 36 años y padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neuromuscular degenerativa, con pronóstico mortal: progresivamente, cada músculo del cuerpo va dejando de funcionar, mientras las funciones del intelecto se mantienen intactas.

Alfonso tenía 32 cuando se la diagnosticaron. Pasó el último año de su vida pidiendo abrir el debate sobre la eutanasia, procedimiento que en Argentina actualmente está penado por la ley. Falleció el pasado 4 de marzo en su casa, sabiendo que su reclamo no lo ayudaría a él, sino a los que vienen. Su valiente testimonio ayudó a reabrir una discusión fundamental.

“La enseñanza que Alfonso nos dejó a mí y a mi familia fue la lucha por la vida, por el derecho a elegir cómo cada uno quiere vivir o morir. Y no se trata de la enfermedad que tenía él, sino de que en cualquier momento te puede pasar algo y tiene que haber un documento escrito que le diga al médico lo que yo deseo en esas situaciones”, expresó a La Voz Milagros, la hermana melliza de Alfonso.

Pensar en el otro
Para que se hable de eutanasia en Argentina, Alfonso buscó un aliado clave, que lleva mucho tiempo trabajando en el tema: Carlos “Pecas” Soriano. Es médico intensivista, especialista en medicina de emergencia y experto en bioética y, como tal, integra la comisión de bioética del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba.

Alfonso estableció con el médico un vínculo importante, y le pidió que hiciera hasta lo imposible para que el debate se instalara. “La principal lección que nos dejó el caso de Alfonso Oliva fue la de pensar en el otro. Él sabía que su muerte estaba cerca y tuvo el altruismo y la valentía de dejar abierto un debate para los que vienen”, sostuvo Soriano.

Pero tanto Alfonso como el médico sabían que esta lucha necesitaba más aliados. Por eso invitaron a las diputadas nacionales por Córdoba Brenda Austin y Gabriela Estévez, junto a la legisladora Liliana Montero.

Hubo un encuentro entre ellos y allí se selló la promesa de llevar este tema hacia el Congreso de la Nación. “La eutanasia es uno de esos debates tabú que tenemos en la Argentina, como lo fue el aborto”, dice la legisladora Montero. “Parece ser que porque no se discuten, no existen”.

“Para mí –continuó Montero– fue muy movilizante e impactante conocer a Alfonso. Entonces me preguntaba qué derecho tenemos el resto para decirle a alguien cómo y cuándo tiene que esperar su muerte. Es tremendo porque él tenía todas sus facultades mentales intactas para decidir racionalmente. Entonces desde la sociedad, desde el Estado, le estábamos imponiendo otra cosa”, sostuvo la legisladora.

Un caso paradigmático
El trabajo de elaborar un proyecto fue asumido por el equipo de la diputada Estévez, que desde hace meses trabaja en el primer escrito de este tipo que se presentará en el Congreso de la Nación (ver En Córdoba se elabora el primer proyecto de ley para llevar al Congreso).

Esto significa que el de Alfonso Oliva podría convertirse en uno de los casos paradigmáticos de nuestro país, que derive en cambios profundos. Pasó, por ejemplo, con la muerte del conscripto Omar Carrasco y la desaparición del servicio militar obligatorio; con la niña Justina Lo Cane y la donación de órganos, etcétera.

También está el caso de Marcelo Diez, un joven neuquino que permaneció 20 años en estado vegetativo y que, gracias al reclamo de su familia, generó un cambio en la Ley de Derechos del Paciente, mediante un fallo de la Corte Suprema en 2015. Así comenzó lo que hoy conocemos como “muerte digna”, concepto totalmente diferente a la eutanasia, pero que se relaciona con las decisiones que una persona puede tomar cuando ve aproximarse el final de la vida.

La muerte digna permite que las personas puedan elegir no recibir tratamientos que prolonguen su vida de manera artificial y, en caso de no estar conscientes para decidir, su familia podrá respetar su voluntad. Esto es lo que se llama ortotanasia, que se distingue de la eutanasia en que la primera nunca pretende adelantar deliberadamente la muerte del paciente. Se trata de un “permitir morir”.

La eutanasia, en cambio, es poner fin a la vida de modo intencional: un paciente hace una petición libre e informada a un tercer calificado, el médico tratante, para ejercer el derecho a morir de una forma digna y humana, adelantándose –por ejemplo– a sufrir los efectos finales de una enfermedad irreversible.

El derecho de morir
“Por suerte Dios le regaló a mi hermano una muerte tranquila, en su cama, durmiendo. Pero a pesar de que él no quería, los médicos intentaron revivirlo durante media hora. Si lo hubiesen logrado, él hoy seguiría conectado a un respirador, llorando, como otras tantas veces que lo vi llorar pidiendo morir. No hubiese sido su elección”, confesó Milagros sobre lo que su hermano sentía como un derecho.

Soriano considera el debate de la eutanasia como una necesidad. “Es una charla que nos debemos como sociedad, una necesidad oculta, como lo llamamos en medicina. Hay una negación cultural en Occidente para hablar de la muerte. Si uno no se coloca empáticamente en el lugar del otro, es difícil sentarse a debatir con seriedad. No hay gente todos los días pidiendo la eutanasia, pero en Córdoba sí hay personas en las terapias intensivas muriendo de forma indigna, por muchísimas razones”, expresó.

Actualmente son muy pocos los países del mundo que tienen legalizada la eutanasia. Está aprobada en Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, Canadá y en algunos estados de Estados Unidos. En América latina, la eutanasia sólo está permitida en Colombia, que la legalizó en 2015. Este último país argumentó que se trata de un derecho fundamental, y hacia allí se orienta el proyecto legislativo argentino.

Pero lo más importante será cómo entablar un debate serio y maduro en una sociedad que acostumbra a la polarización plena con este tipo de temas.

Julio Bártoli es jefe del servicio de Terapia Intensiva en la Clínica Reina Fabiola e integra el Comité de Bioética de la Universidad Católica de Córdoba. Señala, desde su óptica, dónde estarán los puntos clave de la discusión.

“El derecho a la dignidad y a considerar que una persona puede estar en una situación de vida indigna, actualmente, no le da derecho a terminar con su vida. Ahí va a estar el foco. ¿Tiene esa persona el derecho de terminar con su vida?”.

“El fundamento principal –continúo Bártoli– es que las personas tienen el derecho a tener una vida digna y a rechazar una vida que no lo sea. Y allí es donde se abre otro aspecto, y es saber quién determina la dignidad. Desde mi óptica, quien lo define es la persona. Se trata de una condición individual y personalísima. El tema está puesto en la escena porque es una realidad que nos afecta, desde hace mucho. Que nos pongamos a debatirlo es muy bueno. No hay oportunidad ni momentos. Mientras más nos demoremos, peor ”, opinó el especialista.

Tres formas de muerte asistida
Eutanasia. Es la terminación intencional de la vida por otra persona; esto es, un tercero calificado, el médico tratante, de una forma digna y humana, a partir de la petición libre, informada y reiterada del paciente que esté sufriendo intensos dolores, continuados padecimientos o una condición de gran dependencia y minusvalía que la persona considere indigna, a causa de una enfermedad irreversible, incurable o terminal, o una grave lesión corporal que lo coloque en igual situación.
Suicidio asistido. Consiste en ayudar o asistir a otra persona, el paciente, a cometer suicidio, o en proveerle los medios necesarios para la realización, a partir de su petición libre, informada y reiterada, cuando esté sufriendo intensos dolores, continuados padecimientos o una condición de gran dependencia y minusvalía que la persona considere indigna.
Ortotanasia. Es no prolongar la vida por medios artificiales de un paciente con una enfermedad terminal e incurable, por decisión del mismo paciente o de su familia.

Por ANA DALMASSO
Domingo 07 de abril de 2019