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Crecen casos de embarazadas consumidoras de drogas

“Preocupante”. Así definen los profesionales de la salud el incremento de casos de embarazadasconsumidoras de drogas que llegan a los hospitales. Si bien no hay un seguimiento estadístico en las maternidades ni en los servicios de obstetricia públicos, que permitan cuantificar la situación, los médicos y los asistentes sociales advierten un crecimiento notable en los últimos años.
El servicio de Toxicología del hospital Pediátrico, incluso, lleva su propio registro sobre los niños que atienden con cuadros de intoxicación por drogas: el 46 por ciento es menor de 3 años.

Además, una investigación –realizada en el hospital Misericordia, iniciada en el instituto Ferreyra y con la colaboración de la Maternidad Nacional– muestra que, en un universo de 83 mujeres embarazadas, cuatro consumían sustancias ilegales y solamente otras cuatro mujeres no habían bebido alcohol.

“Hay estadísticas a nivel Sudamérica que muestran que entre el 2 y el 3 por ciento de las embarazadas consume drogas ilícitas. A ese nivel más o menos estamos”, plantea Luis Ahumada, jefe de Neonatología del hospital Misericordia.

Siguiendo esas cifras, estaríamos hablando de unas 1.600 mujeres en la provincia de Córdoba, donde nacen unos 55 mil bebés al año.

Médicos y trabajadores sociales advierten de que el consumo de alcohol, marihuana, cocaína y éxtasis, entre otras drogas, hacen estragos en la salud del feto y las secuelas pueden ser gravísimas. Sin embargo, muchas madres lo ignoran, minimizan las posibles consecuencias o son adictas con dificultades para abandonar las sustancias.

En la Maternidad Nacional, en el Misericordia y en el Pediátrico observan con preocupación este fenómeno que parece no estar en la agenda pública, pero que sí está causando daños irreversibles en la salud de muchos niños.

El Observatorio de Políticas Públicas, Salud y Adicciones de la Fundación ProSalud monitorea desde 2016 el impacto que provoca en los chicos el consumo de sustancias por parte de los adultos.

“El problema se está agravando, pues aún no se aplican medidas integrales en clave de prevención. Debería trabajarse junto con la prevención de la desnutrición, pues ambas dejan secuelas en el sistema nervioso central, lo que genera un impacto en el mediano y largo plazo”, explica Gabriela Richard, directora de ProSalud.

Cada vez más cocaína

“Es un fenómeno que ya lleva varios años. Antes, encontrar madres consumidoras era raro y ahora es más frecuente. Se ve consumo de marihuana, de drogas sintéticas y de cocaína”, explica Claudia Amaro, trabajadora social de la Maternidad Nacional.

El mayor consumo que se observa es de cocaína en mujeres de entre 20 y 30 años. En algunos casos, la pareja consume con la madre y en otros no. En ciertas circunstancias, no sabe que la madre lo hace.

Amaro explica que cada caso es particular y demanda distinto tipo de intervención. En ocasiones, aunque no siempre, la pareja comprende los riesgos para el bebé.

Ahumada indica que existe un subregistro de embarazadas consumidoras, ya que si bien hay casos de adicción evidente o se conoce la situación porque la propia madre lo informa, hay otros que pueden pasar inadvertidos. También hay mamás que suelen confesar la ingesta antes de dar a luz.

Graves secuelas

Después del parto, las trabajadoras sociales realizan un seguimiento de la madre. Entre otras cosas, se indica que no amamante. “El primer período es altamente estresante porque no sabemos qué va a pasar en la casa. Vamos adonde vive, la llamamos por teléfono, vemos que cumpla con los controles”, indica la trabajadora social.

En general, las mujeres consumidoras tienen una rutina desorganizada. “He tenido que decirles: ‘A tal hora tenés que bañar a los chicos; y a tal, preparar el almuerzo’. Cuando está legitimado el uso de drogas es complicado porque cuesta que el otro entienda que su consumo afecta al cuidado del niño. Cuando está naturalizado, no se cuestiona el consumo: está inserto en su comunidad, en su forma de vivir. Es parte del contexto”, puntualiza Amaro.

La trabajadora social explica que en una ocasión atendió a una mujer de la comunidad gitana que consumía sustancias. El marido no lo hacía, pero lo aceptaba. “Tuve que pedir intervención de la Senaf porque era una comunidad muy cerrada y no podía hacer nada. La hija de 15 años cuidaba a la mamá para que no consumiera y, también, al bebé”, grafica.

Si la mamá consume en los primeros 60 días de la gestación, las posibilidades de malformaciones son altas. Pero, posteriormente, también puede haber otros trastornos según el tipo de droga que se consuma. La cocaína, explica Ahumada, puede generar isquemias a nivel cerebral, entre otras cosas.

Lanzan programas de salud sexual y reproductiva

¿Qué pasará en Córdoba si el Senado aprueba la ley aborto legal? Fuentes provinciales consultadas por este diario insisten en esperar el texto final y su reglamentación, para recién después expedirse sobre cómo se aplicará en nuestro territorio.

El gobernador Juan Schiaretti reiteró ayer que se manifestará sobre el aborto en el momento oportuno, una vez que la norma nacional sea sancionada y reglamentada. “Mi posición personal es secundaria y no agrega nada al debate”, dijo en un acto oficial.

“Lo que está claro para todos, y sobre todo para las mujeres, es que nadie quiere hacer abortos y que el aborto es una consecuencia del embarazo no deseado. Y, por lo tanto, mi responsabilidad como gobernador es tomar medidas para que no haya embarazos no deseados”, señaló Schiaretti.

Aunque no brindó detalles, el mandatario indicó que creará dos nuevos servicios en los hospitales: uno de Adolescencia y otro de Salud Sexual y Reproductiva: “Hoy, el tema de los anticonceptivos se trata en cualquier consulta ginecológica. A veces, los médicos están atendiendo urgencias y la prevención pasa a segundo plano”.

En esa línea, el ministro de Salud provincial, Francisco Fortuna, evitó dar presiones sobre la aplicación de la ley. El funcionario se manifestó contra el aborto: “La despenalización no es solución. Lo importante es la educación sexual integral desde edades tempranas”.

Quien sí brindó mayores precisiones fue el presidente provisorio de la Unicameral, Oscar González. El exministro de Salud adelantó que, de aprobarse la ley, Córdoba deberá decidir cómo la lleva a la práctica. “El derecho de fondo es competencia de la Nación. El Congreso decide qué es delito y qué se penaliza. Pero la aplicación de esas leyes es competencia de las Provincias. Son ellas las que adecuan las estructuras sanitarias para hacerlas efectivas”, indicó.

Expresidente del Tribunal Superior de Córdoba y especialista en bioética, el intelectual cordobés afirma que la discusión en torno a la interrupción legal del embarazo se polarizó y acabó

banalizándose

El mundo de Armando Andruet ocupa una muy buena parte de los altos de su casa del barrio Paso de los Andes, un verdadero oasis ubicado a una docena de cuadras del a veces caótico centro de la ciudad de Córdoba.

Encerrado en una biblioteca estupenda diseminada en tres ambientes, Andruet estudia, prepara charlas y escribe. Lo acompaña una importante cantidad de pinturas, en su mayoría de artistas de su provincia, y dos grandes colecciones: una de plumas (“tengo 250”, dice, orgulloso) y otra de cámaras fotográficas (“hay de todos los tiempos”, comenta).

Expresidente del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba y especialista en bioética, afirma que en el debate realizado en el Congreso nacional por el aborto, lamentablemente, “no se lograron consensos cruzados”. Aconseja ceder, abrirse al pensamiento del otro, porque, si no se lo hace, al final cada legislador terminará pensando tal como pensaba antes de este proceso.

De igual modo, está convencido de que la esgrima dialéctica en torno a la interrupción del embarazo se banalizó e hizo entrar al debate en una curva descendente. Además, elogia la actuación de la Iglesia durante este período porque, entre otras cosas, no mandó a la discusión a sus obispos, sino que fueron los fieles los que marcaron posición.

En lo personal, afirma que siempre fue defensor de la vida, aunque con el paso del tiempo fue modificando su postura inicial para ubicarse “con razonabilidad dentro de una posición intermedia”.

“Hay que entrenar mejor a las personas, varones y mujeres, sobre los riesgos que una relación ocasional puede generar. Y, a la vez, decirles que si acaso la relación fue ocasional, existe toda una artillería farmacológica, mecánica, de preservativos, para que una relación no termine en un embarazo que después suponga un aborto. El aborto no debe ser entendido como un método anticonceptivo”, postula. A modo de resumen, remarca que pensar que “tomar la píldora del día después es igual al aborto es una cosa demencial”.

En las paredes del estudio hay obras de José Malanca, Carlos Alonso, Diego Cuquejo, Pedro Pont Vergés y Octavio Pinto, entre otros pintores. Antes de entrar de lleno en la charla, Andruet cuenta la historia de algunos de los tantos relojes que están diseminados en toda la planta alta de la casa y enfatiza que una pluma no es una birome.

A continuación, una síntesis del diálogo mantenido con el jurista cordobés sobre la legalidad del aborto.

¿La discusión en torno a la legalidad del aborto también ha generado una grieta que divide a la sociedad?

Comparto esa apreciación porque, luego de exponer en el Congreso sobre este tema, observé precisamente eso. No existe vocación para encontrar un espacio intermedio en el que se puedan encontrar los extremos. Históricamente, en torno al aborto se dieron dos posiciones extremas. Las posiciones liberales más acérrimas son las que defienden el conjunto del aborto legal, gratuito y seguro. Allí la mujer se posiciona como dueña de su cuerpo y en función de eso puede expulsar cualquier realidad que aparezca como amenaza de esa propiedad y, hasta que ella no le da el plácet para que se quede, se tiene que ir. La otra posición extrema es la de los conservadores profundos, que no son necesariamente los católicos. Y me da la impresión que el Congreso no logra encontrar ese punto que un filósofo como John Rawls llamaría consensos entrecruzados. Aquí hay que ceder un poco para llegar a un resultado, porque de otro modo la cuestión del aborto se terminará resolviendo conforme a lo que pensaban los legisladores antes de este debate. Al no haber entrecruzamiento no hay modificación de posturas ideológicas. Me parece que hubo un esfuerzo estupendo del Congreso de poner en acto lo que un Parlamento hace, pero todavía no se ven los resultados de esa iniciativa. Yo estuve en una reunión en el Congreso de las doce que se dieron ese día y quedé agotado. Noté que no hubo un cuidado respetuoso para quienes hacían los informes, ya sea académicos o desde una hoja de vida, todos testimonios muy fuertes. Al lado de eso, había quien hablaba con una ropa interior en la cabeza o que mostraba unas agujas de tejer, y creo que esa no es la forma. El argumento para aceptar o rechazar el aborto debe ser académico, científico o biográfico, pero no convertirse en un espectáculo.

¿Piensa que el actual fue el mejor tiempo para llevar adelante este debate en el Congreso nacional? Algunas voces críticas hablan de una suerte de cortina de humo del Gobierno para desviar la atención…

Si acaso ese fue el objetivo, fracasó. De todas maneras, no creo que ese haya sido el propósito. Me parece que llegó un momento en el que el debate por el aborto se banalizó de tal manera que entró en una meseta y me atrevería decir en una curva de descenso. A mucha gente no le importó el debate del aborto porque estaba más preocupada por lo que pasaba con el dólar. La sociedad se ocupó del tema en los extremos del problema; es decir, cuando la cuestión se lanzó, y ahora, cuando está en la etapa final. En el medio, si uno le pregunta a la gente, solo dirá que se está discutiendo.

¿Considera que la sociedad está lo suficientemente preparada para sostener este tipo de debate?

Me da la impresión de que nos falta una materia. Estamos preparados para hacer los informes, pero no para entrar en la confrontación que supone el debate del problema. Unilateralmente, cada uno de los expositores tienen buenas razones, cualquiera sea su posición. Pero no existe la capacidad de generar un proceso de confrontación de ideas sin llegar a la discusión cerrada que no lleva a ningún lado.

Usted siempre ha sido un defensor de la vida, pero en sus últimas exposiciones públicas sobre la cuestión se advierte algún cambio en su mirada a esta cuestión.

Sí, yo siempre fui un defensor de la vida y lo sigo siendo. Pero me ubico con razonabilidad dentro de una posición intermedia. Primero, hay que advertir que el Código Penal de 1921 reconoce dos causales de inimputabilidad en el aborto: el riesgo a la salud de la madre o la violación de una mujer idiota, así lo decía la ley. Hay que pensar que eso fue escrito hace casi cien años. Y eso en ese tiempo era un adelanto significativo. Quizá yo mismo hace dos décadas creía que eso era una cosa terrible, sobre la base de que la vida es la vida siempre, con independencia de que sea la vida que engendra una mujer violada. Hoy creo, con capacidad de generar consensos y de escuchar atenta y empáticamente la posición del otro, que el Código Penal fue generoso en esa apertura. Y pienso que hoy habría que pensar que eso no solo cabe a la mujer idiota o demente cuando ha sido violada, sino en definitiva la mujer cuando ha sido abusada. Creo que también hay una posición de apertura respecto a situaciones en las que la vida del por nacer tiene una condición incompatible con la vida posterior. Y me parece que podría en esos casos también pensarse en una despenalización del aborto. Creo en paralelo que una sociedad moderna nunca se nutre únicamente de buenas leyes.

¿Cómo es eso?

Las leyes son producto de buenos ciudadanos. Y la ciudadanía, en este tema, debería comprender que a veces pasan cosas trágicas a las personas y a veces son las personas las que deciden tener situaciones trágicas. El Estado debería ser muy cuidadoso en fortalecer las prácticas de la educación sexual y reproductiva de las personas y también abundar en los aspectos que permiten que una situación de concepción no llegue a un proceso en el que haya que producir un aborto. Hay que entrenar mejor a las personas, varones y mujeres, sobre los riesgos que una relación ocasional puede generar. Y, a la vez, decirle que si acaso la relación fue ocasional, existe toda una artillería farmacológica, mecánica, de preservativos, para que una relación no termine en un embarazo que después importe un aborto. El aborto no debe ser entendido como un método anticonceptivo y eso es lo que yo visualizo que aparece en la situación liberal extrema: pensar que hacer un aborto es lo mismo que tomar la píldora del día después es una cosa demencial. Son instancias totalmente diferentes y hay que luchar para que haya educación y se sepan cuáles son los procedimientos previos que pueden evitar una situación terrible.

En su última marcha, el colectivo Ni Una Menos y otras agrupaciones sociales y políticas se expresaron claramente a favor del aborto legal, gratuito y seguro. ¿Qué piensa de ese tipo de manifestaciones?

Me parece que se trata de demostraciones en las que empiezan a verse campos que se confunden, porque la perspectiva de Ni Una Menos tiene un sesgo claramente feminista y el aborto tiene una clara compatibilidad con ciertas miradas de esta naturaleza. Pero pienso que Ni Una Menos tiene una mirada que también puede excluir el aborto, por todo lo que está poniendo en defensa de la vida de una mujer que es maltratada por su pareja u otras personas. Tal vez a mí me falten muchas lecturas para terminar de comprender profundamente la matriz del feminismo, pero no creo que sea bueno para el colectivo Ni Una Menos entrar en estas mezclas. Otros dirán que la vida democrática es plural y admite muchas concepciones bajo un mismo colectivo. Bueno, es posible. Yo no lo visualizo de esa forma.

¿Cómo juzga la actuación de la Iglesia durante todo este proceso de discusión?

A mí me parece que la Iglesia ha demostrado mucha estrategia ante este tema, porque no siguió un derrotero que la llevara a ponerse en la posición extrema que de hecho tiene, para salir a batallar desde esa posición. Ha utilizado en cambio una estrategia que tácticamente fue más satisfactoria y no ha ido por los golpes, sino que defendió lo que siempre defendió y utilizó lo que tiene que utilizar: la voz de sus fieles. No puso a su cúpula del obispado a la cabeza sino a los laicos, católicos, profundamente comprometidos. Yo soy católico y cumplí un rol dentro de la Iglesia. Nosotros tomamos nuestras perspectivas desde el lugar que creemos que lo podemos hacer. Además de católico, también soy jurista y tengo una perspectiva. Y entiendo que es hasta aquí hasta dónde puedo defender lo que creo que tengo que defender. Y entiendo que la Iglesia, dentro de ese mapa tan heterogéneo de fieles, supo encontrar los lugares para que cada uno cubra un cierto espacio. Al final de cuentas, si uno revisa el mapa de la Iglesia, advierte que cubrió un espacio mucho más amplio porque fue desde los moderados intermedios hasta los extremos.

¿Esos extremos no pueden llegar a importar un riesgo para la sociedad?

Son riesgosos, pero la Iglesia tampoco los puede rechazar. A veces hay personas que, desde posiciones extremas, nunca aceptarán que el aborto sea posible. Es una posición extrema que la Iglesia no puede repudiar. Pero yo pienso que hace veinticinco años, cuando se empezaban a desarrollar las técnicas de reproducción humana asistida, la Iglesia tuvo una militancia en contra muy severa. Pero luego, cuando las técnicas fueron mejorando, la Iglesia fue moderando sus críticas sobre algunas de ellas. Eso es porque tiene una dinámica y una tradición de dos mil años, que la hace ser la institución viva más vieja de la historia. No en vano eso es así.
Biografía

Armando Andruet es abogado y doctor en Derecho. Tiene 60 años, casado, dos hijos. Fue presidente del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba. Especializado en bioética, es profesor universitario y miembro de la Academia Nacional de Derecho. Preside el Tribunal de Ética de la provincia de Córdoba

Una jueza de la localidad rionegrina de El Bolsón intervino en el caso del nene de tres meses enfermo de meningitis y ordenó a los padres que cumplan con el carnet obligatorio de vacunas, ya que por decisión propia los progenitores nunca habían sometido al nene a las dosis que establece el Ministerio de Salud.

Según publica El Diario de Río Negro, la medida fue dictada por la jueza Erika Fontela quien además ordenó a los padres seguir al pie de la letra las indicaciones médicas para tratar la meningitis que contrajo el pequeño.

En la cautelar, la jueza ordena a los padres informar telefónicamente todos los días sobre el estado del nene y además concurrir cada 72 horas al servicio de pediatría para los controles ambulatorios.

También les ordenó concurrir a un nutricionista, inscribir al nene en una obra social y garantizar las condiciones de “habitabilidad” de la casa donde residen.

Sin vacunar

El caso se conoció luego de que los padres fueran denunciados porque el bebé no había recibido la dosis contra el neumococo, como establece el calendario nacional de vacunación.

El bebé, que nació en un parto domiciliario en el paraje Maillín Ahogado, a unos 15 kilómetros de El Bolsón, permanecía internado dese hacía una semana y el director del hospital, Oscar Panomarenko, dijo a medios rionegrinos que según diagnósticos médicos presentaba “un cuadro de meningitis” que podría derivar en “consecuencias neurológicas de por vida”.

Además, “la falta de vacunación se contrapone con las políticas de salud del país y prácticamente del mundo, donde la prevención es el principal factor para disminuir la mortalidad infantil”, apuntó el funcionario.

A Favor de la Vida. Hospital San Antonio de Padua – Río IV

El comité de Bioética del Hospital San Antonio de Padua de la Ciudad de Río IV 
ha reflexionado sobre el tema del aborto, tan presente en la agenda publica nacional y han elaborado un texto que se puede descargar y leer a continuación.

Congelaron embriones y ahora no se los quieren dar

La pareja quiere destruirlos. La clínica donde realizaron el tratamiento en Mendoza les exige una autorización judicial

Una pareja mendocina congeló sus embriones tras apelar a técnicas de fertilización asistida y ahora la clínica en donde los congelaron les pide una autorización judicial para entregarlos.

La pareja quiere recuperar los embriones por temor a que el material genético sea utilizado.

“Un embrión congelado debiera ser tratado como material genético y como tal quienes lo aportaron debieran poder disponer de él pero en la misma ley 26.862 (de Reproducción Asistida) no está definido ese punto”, dijo la abogada y master en Bioética y Derecho y subsecretaria de Derechos Humanos de la Suprema Corte, Eleonora Lamm, a Diario Uno.

El Código Civil y Comercial establece en el artículo 19 que “la existencia de la persona humana comienza con la concepción” y se entiende que la concepción es sinónimo de implantación, es decir hasta tanto el embrión no esté anidado en el útero de una mujer no existe una persona desde el punto de vista jurídico”.

“El vacío legal está. Es incoherente que tengamos una Ley de Fertilización Asistida, y que allí no se contemple qué hacer con los embriones que se congelan, pero es así”, agregó Lamm.

¿Es ético crear a un bebé de tres padres?

Un grupo de científicos estadounidenses anunciaron en el año 2016, en un artículo publicado en New Scientist, que habían generado al primer “bebé de tres padres”. Sin embargo, ello no es totalmente verdad, ya que de hecho, existen entre 30 y 50 personas en todo el mundo que tienen mitocondrias –y por lo tanto ADN– de una tercera persona, concebidas mediante un tratamiento de fertilidad que realizaban pioneros en Estados Unidos. Fue en 2002 que el ente regulador estadounidense, la Administración de Alimentación y Fármacos (FDA, por sus siglas en inglés), les pidió a las clínicas que dejaran de hacer la transferencia citoplasmática debido a cuestiones éticas y de seguridad. Todas lo hicieron.

Luego de ese anuncio, expertos advirtieron que ese procedimiento no solo evadía la ley de Estados Unidos, sino que podría alterar aún más las relaciones entre padres e hijos. “Este médico especialista en fertilidad abiertamente reconoce que fue a México, donde ‘no hay reglas’ para evadir los procesos de revisión en curso y las regulaciones existentes en Estados Unidos”, dijo la Dra. Marcy Darnovsky, directora ejecutiva del Centro para la Genética y Sociedad, con sede en Berkeley, California (Estados Unidos). “Ningún investigador o médico tiene el derecho de burlar las normas y crear las suyas. Este es un acto irresponsable y sin ética, y sienta un peligroso precedente”.


Este tratamiento experimental fue aprobado en el Reino Unido en febrero de 2015 con la esperanza de que sea cierto lo que dicen los expertos en el sentido de que podría eliminar enfermedades de la mitocondria que son debilitantes y potencialmente fatales. La mitocondria defectuosa afecta a uno de cada 6.500 bebés. Esto los puede dejar sin suficiente energía, lo que resulta en debilidad muscular, ceguera, fallo cardíaco y la muerte en los casos más extremos. El ente regulador británico, la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología (HFEA, por sus siglas en inglés), ha llevado a cabo tres evaluaciones independientes para estudiar la seguridad de la técnica y concluyó que el reemplazo mitocondrial “no es inseguro”.


La noticia de la experiencia en EEUU, aparecida en el New Scientist, aclara que la experiencia en una mujer jordana que había sufrido cuatro abortos espontáneos. Además uno de sus hijos falleció ocho meses después del nacimiento y otro a los seis años. Los médicos tomaron ADN del óvulo de la madre y mitocondrias saludables del óvulo de una donante para crear un nuevo óvulo, que fue fertilizado artificialmente. Crearon así cinco embriones aunque solo uno se desarrolló normalmente.


Esto que en Gran Bretaña no está disponible para personas con problemas de fertilidad sino para aquellas portadoras de enfermedades mitocondriales que de otra forma pasarían estos males genéticos a sus hijos, es ilegal aún en EEUU., debido a que que la agencia estadounidense de Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), ha planteado “muchas advertencias” sobre el riesgo de hijos concebidos con estas técnicas, y posiblemente a los hijos de estos.


También los científicos plantearon también en su momento sus objeciones: “El precedente es muy preocupante, tanto en el sentido de los científicos que deberían saber mejor ‘aventurarse por su cuenta’ con un procedimiento riesgoso y experimental, y en un sentido en que están haciéndolo usando una técnica que es técnicamente una forma de modificación de línea germinal human”, dijo Darnovsky cuando se enteró de la noticia en 2016, refiriéndose a las modificaciones genéticas de caracteres hereditarios.


El tema ético de la técnica usada por los científicos estadounidenses ocasionó también críticas de Robert P. George, un profesor de leyes de la Universidad de Princeton que ha escrito sobre el trato ético de la persona humana en etapa embrionaria, y el Dr. Donald Landry, ex jefe del departamento de medicina del Presbyterian Hospital de Nueva York.


Ambos enviaron el 18 de febrero de 2014 una carta a la FDA, objetando que se realicen pruebas en humanos usando este procedimiento.


“El deseo de ayudar a las mujeres que sufren de desórdenes mitocondriales o infertilidad es admirable e importante”, indicaron los científicos, pero precisaron que “las necesidades de los niños creados a través de tecnologías nuevas también deben ser tomadas en cuenta”.


Los expertos indicaron que el procedimiento podría llevar a defectos de nacimiento y otros desórdenes. El procedimiento se realizaría con una relativa falta de supervisión regulatoria.


Para ambos, el procedimiento usando tres padres genéticos sería “una dramática alteración de la primera y más básica de las relaciones humanas, con consecuencias difíciles de sondear o predecir”.


Por su parte, en gran Bretaña no todos los científicos están de acuerdo ni tampoco los parlamentarios, Fiona Bruce, que es una de ellos, piensa que esta técnica podría abrir el camino hacia los humanos modificados genéticamente que ha sido definido por la Ley de Derechos Fundamentales de la Unión Europea como eugenesia. Muchos creen que aprobar este tipo de técnicas puede abrir la caja de Pandora.

María Luisa Pfeiffer


La bioética aporta pautas para el debate. NOTICIA DIARIO LA VOZ DEL INTERIOR

Los profesionales que estudian aspectos éticos vinculados a las ciencias de la salud advierten que hay simplificación. Destacan la importancia de la razón, de los argumentos y de la tolerancia en la discusión.

Analizar los intereses de los actores en juego

Juan Carlos Tealdi es director del Comité de Ética y Programa de Bioética del Hospital de Clínicas de la UBA y es uno de los bioeticistas más consultados sobre el aborto. Destaca, en primer lugar, su satisfacción por la posibilidad de que se enfrente la discusión. “Yo creo que hay que debatirlo, siempre lo he creído. Soy consultado en temas relacionados con el aborto desde hace más de 20 años y siempre creí que era un tema oculto, mal encarado, con presiones, con ignorancia sobre lo que se está decidiendo o con dogmatismo”, aclara.

Tealdi relativiza el peso de las estadísticas en el abordaje. “Atender a los hechos, a los números, a las implicancias sanitarias está muy bien, hay que hacerlo, pero yo no creo siquiera que sea el foco principal o último del debate”. Agrega que hay que tener en cuenta conceptos básicos. “Primero, aborto es interrupción del embarazo, hay que dejar de lado expresiones como ‘crimen’, que en modo anticipado ponen una carga normativa”. Agrega: “En segundo lugar, se embarazan sólo mujeres. En tercer lugar, el embarazo, en cuanto a los conceptos de vida humana y de persona, es una situación singular”.

Juan Carlos Tealdi. “Siempre creí que era un tema mal encarado”.
Juan Carlos Tealdi. “Siempre creí que era un tema mal encarado”.

Para Tealdi, hay que analizar también los intereses de tres actores relacionados. “Está el interés del Estado en tanto protector de la vida, de los profesionales de la salud cuando esta está en riesgo la mujer. Además, está en juego la libertad, el derecho a decidir”, describe.

“La pregunta de fondo es por qué el Estado, salvo en supuestos no punibles, tiene autoridad para impedir que la mujer pueda decidir sobre la interrupción del embarazo”, concluye.

“Es importante abordar cuestiones relacionadas con una vida digna”

Ignacio Sosa es director del Centro de Bioética de la Universidad Católica de Córdoba y jefe de Servicio de Neonatología de la Clínica Universitaria Reina Fabiola. Lo primero que destaca sobre las reacciones preliminares ante la posibilidad del tratamiento del aborto en el Congreso es que “el debate deja mucho que desear”. “Hay que procurar enriquecerlo, porque lo que aparecen son dos posturas: o blanco, o negro”. “Debería haber salidas intermedias –dice–. En muchos países, donde se ha legalizado y donde no, los fundamentos han sido discutidos adecuadamente”.

Las salidas intermedias a las que alude se aproximan a la posibilidad de permitir que quienes decidan interrumpir el embarazo (en el período gestacional consensuado) lo hagan, pero promover que no suceda. “Dar la posibilidad de un aborto legal y seguro no es la única forma de contribuir a una mayor dignidad. El problema está atravesado por cuestiones profundas, como la pobreza, las carencias afectivas, la violencia familiar, las violaciones encubiertas”, describe. Y añade: “Que el debate no termine en ese punto, porque, de lo contrario, equivale a decir ‘sí’ o ‘no’”.


Ignacio Sosa. “Que el debate no termine en ‘sí’ o en ‘no’”. (Raimundo Viñuelas)
Ignacio Sosa. “Que el debate no termine en ‘sí’ o en ‘no’”. (Raimundo Viñuelas)

“No hay que negar que hay mujeres que mueren por no acceder al aborto, pero esa es una discusión parcial. Es importante abordar cuestiones que hagan a una vida digna, de lo contrario, nos quedamos en dos posturas irreconciliables”. Para Sosa, no se está escuchando a todos en esta discusión: “Es un problema grave asociado a la pobreza, pero la mayoría de los argumentos son de los teóricos, de los intelectuales, de los bioeticistas, de los teólogos, de los políticos, de personas que participan en asociaciones”.

“Hay que salir de la postura individual”
 Lo primero que aclara Julio Bártoli, secretario del Centro de Bioética de la Universidad Católica de Córdoba, es que, aunque la entidad a la que pertenece está asociada a una línea de pensamiento, “a Dios gracias, gozamos de independencia y podemos opinar”. Esa independencia se traduce también en matices entre su opinión y la del director del Centro, Ignacio Sosa.
“Lo que vemos en este debate es que son posturas extremas. Por un lado, la de defensa de la vida, que es inobjetable, nadie puede decir que no está de acuerdo con la defensa de la vida y tenemos que reconocer que desde muchos puntos de vista, la vida comienza con la concepción, y eso lo comparto”, aclara. Pero añade: “Si esa es la discusión, terminaría acá”.
Julio Bártoli. “El aborto no viene a resolver un problema social”.
Julio Bártoli. “El aborto no viene a resolver un problema social”.
“Hay que salir de la postura individual –continúa–. Hay que pensar en posturas relacionadas con la unidad familia-sociedad, la unidad mamá-niño, la unidad mamá-niño-familia y, finalmente, la unidad familia-sociedad”. Afirma: “Si no nos extraemos y lo miramos desde otros ángulos, esta discusión será en vano, posturas extremas sin un cauce común”.
Agrega que es un tema atravesado por distintas aristas. “No es lo mismo la problemática de la educación sexual, la prevención del embarazo y del aborto, aunque estén concatenados dentro de la misma problemática”. “Pero para poder hablar de uno, hay que hablar de los otros. Y el trabajo pendiente en educación sexual y prevención del embarazo adolescente es muy grande y debería estar resuelto antes de, siquiera, hablar de la problemática del aborto”. Y concluye: “Pareciera que el aborto viene a resolver un problema social, y no es así”.
“No se trata de saber o de no saber”
Víctor Penchaszadeh es presidente de la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética de la Unesco y profesor de Genética y Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. En el diálogo con La Voz, enfatizó un punto: “Ni la ciencia ni la bioética son las que van a definir la discusión. Nos guste o no nos guste, lo que la va a definir es la política”.
De todas formas, recalca que coincide con otra perspectiva. “Hay personas con las cuales yo estoy de acuerdo, que toman el tema del aborto como un problema de salud. Es la primera causa de muerte materna y está probado, además, que la prohibición no lleva a que disminuya el aborto”. Respecto de los cuestionamientos sobre las estadísticas existentes, refuta: “Es bizantino discutir si es la primera, la segunda o la tercera causa de muerte a la hora de aceptar el derecho de la mujer a decidir sobre sus embarazos”.
Víctor Penchaszadeh. “El problema no es la falta de conocimiento”.
Víctor Penchaszadeh. “El problema no es la falta de conocimiento”.

Sobre los esfuerzos por enriquecer el debate y restar confrontación, Penchaszadeh cree que es importante, pero insiste: “Cuando se da la posibilidad de que se discuta democráticamente, existe esta confrontación”. “No se trata de saber o de no saber, de tener o de no tener información. Es un problema de posición ideológica. Durante años, se ha impedido que el tema siquiera se pudiera tratar en el Poder Legislativo, eso deja claro que el problema no es la falta de conocimiento sobre el tema”.
Sin embargo, alerta que hay una deficiencia en materia de salud asociada al tema: “La Argentina no ha podido cumplir el objetivo del Desarrollo del Milenio, de disminuir la mortalidad materna”.
Opina, finalmente, que expresiones como “a favor de” pueden ser injustas. “Ninguna mujer, de las centenares de miles que abortan por año, dirá ‘yo estoy a favor del aborto’. Es una mala caracterización de las personas, sobre todo, de las mujeres que piden la posibilidad de decidir sobre sus vidas y sobre sus cuerpos, de acuerdo con lo que sus conciencias les dicten y sus necesidades”